Desde Cajatambo Perú.

domingo, 30 de julio de 2023

WILFREDO, NIÑO CAJATAMBINO CON VISIÓN DE FUTURO

 RESUMEN
Wilfredo nació en Cajatambo el año 1936; siendo muy pequeño se enfermó de conjuntivitis, fue llevado al sanitario, pues no había médico. Barreto, el único sanitario del pueblo, lejos de curarlo le aplicó una sustancia que lo volvió ciego. Fue llevado a Lima, donde un oculista que le operó le agravó su condición de invidente. Lo matricularon en una institución para ciegos, donde fue un pupilo destacado. Regresó de visita a Cajatambo, luego de un tiempo retornó a Lima,  nuevamente al Instituto. Casi a los dos años de haber vuelto a Lima fallece en el Instituto. Una mañana lo encontraron flotando en la piscina. Los periódicos informaron que fue víctima de un síncope cardíaco.  Está sepultado en el antiguo cementerio Presbítero Matías Maestro




 Wil
fredo, un niño nacido con todas sus facultades normales, fue desarrollándose también de manera normal, ejercitando todas sus capacidades físicas y mentales. Cuando tenía casi dos años de edad, fue víctima de una infección ocular. En ese tiempo no había en Cajatambo ni posta médica  ni profesional alguno de la medicina, tan sólo el servicio de un sanitario de apellido Barreto, que dependía del Ministerio de salud. Ante él llevaron los padres al pequeño paciente El sanitario diagnosticó  conjuntivitis y se propuso, debido a la urgencia,  darle tratamiento   de inmediato como en efecto lo hizo. Ya estando de regreso, en la casa, a menos de una hora de haberse realizado el  procedimiento, se observó  que el aspecto de los ojos del niño había cambiado, ya no se veían las pupilas y,  cuando nuevamente se llevó el paciente para que lo vuelva a examinar, el sanitario al observarlo reconoció que el permanganato  suministrado le había quemado  las córneas. Ante esa  trágica situación los padres protestaron y le reclamaron al sanitario, él expresó sus disculpas alegando que  fue una equivocación de su parte. La realidad de entonces no permitía otra cosa que la resignación.  

    Ante el Oculista.- Cuando Wilfredo cumplió seis años de edad, sus padres decidieron llevarlo a Lima para u operación, pues había información de que en la capital ya se realizaban intervenciones quirúrgicas de las que eran necesarias en este caso. Estando ya en la capital acudieron a un médico reconocido, el Dr. Valdeavellano, oftalmólogo cirujano de córneas, una especialidad nueva en el Perú. El citado profesional laboraba en el hospital Dos de Mayo, único nosocomio donde se realizaba este tipo de cirugía. Después de rigurosos exámenes, el médico procedió según sus conocimientos a solucionar el problema de   las córneas empezando por el ojo izquierdo. Al tercer día de la operación, cuando le quitó la venda, el médico comprobó que la operación  había resultado un fracaso, porque el ojo estaba peor. No podía ver absolutamente nada. La escasa percepción de los colores la había perdido. La operación del ojo derecho fue postergada hasta una mejor oportunidad. 

 
Wilfredo  en  la UNCP.-  Los padres  del Wilfredo, después  de indagar y averiguar  todo lo concerniente  sobre la educación y futuro del niño, optaron por confiar este proceso a una institución como es el Instituto Nacional del  Ciego,  cuya fundación data de año 1931  y  14 años después ya cuenta con local propio, que lo recibe en donación  en 1945, con el padrinazgo del presidente Manuel Prado; tal local  que ocupa desde entonces hasta el presente, está ubicado  en la Plaza Bolognesi. La  entidad de  invidentes, fundó e hizo funcionar el  Instituto  Santa  Rosa  de  Lima, para la enseñanza de niños  y jóvenes  ciegos, cuyo  primer director fue precisamente Víctor Pablo Zarria, también  invidente y promotor de la educación. Wilfredo, el nuevo pupilo del Instituto, permaneció  aquí tres años; en ese lapso progresó  de manera muy sustantiva,  pues aprendió a  escribir y leer en el sistema Braille.  Fue un asiduo concurrente y  lector en la biblioteca. Fue ameno y talentoso conversador. Durante el desarrollo de las clases  participaba a menudo y con acierto;  unas veces preguntando y, otras, respondiendo,  por cuya razón ganó consideración y estima. 
 Desde temprana edad se inclinó por ayudar a los demás. Tenía cerca de nueve  años de edad cuando,  venciendo no  pocas dificultades, con  dos  de  sus colegas  fueron a la Parada a comprar limones y frutas que luego repartieron a los comensales en el  comedor del instituto, a  la hora del  almuerzo; actitud benévola que repitió en varias ocasiones. 

Wilfredo Regresa a Cajatambo._  Cuando en una ocasión, los padres estaban de visita, Wilfredo les manifestó que extrañaba a sus hermanos y demás familiares; les pidió que lo lleven a Cajatambo, a lo que los padres accedieron; ya estando de regreso, no perdió un minuto en compartir con sus hermanos lo que había aprendido. Cada día  les explicaba diversos aspectos de la historia de la humanidad, desde la creación del mundo y del hombre hasta la Edad Media. Ĺe gustava reiterar temas sobre la hitoria de Roma, Grecia, Mesopotamia, Asiria, Egipto, etc. Les contaba de personajes como Moisés que liberó a su pueblo que había sido esclavizado por los egipcios;  de José  que fue vendido por sus hermanos pero que, dada su inteligencia llegó a ser ministro; les hablaba también de Nabucodonosor , de Nabopolazar, de los jardines colgantes de Babilonia y de muchos   otros temas, que sería largo seguir citando. Posteriormente,  ya en la adolescencia, cuando sus hermanos estudiaban en el tercer año de educación secundaria, pudieron comprobar que estos temas estaban incluidos en algunos cursos. Quedaron sorprendidos de, cómo Wilfredo con tan sólo 9 años de edad sabía todo eso y más. 
En los cuatro años que Wilfredo permaneció en Cajatambo, antes de volver a Lima, colaboró mucho con sus padres y hermanos. El estaba al tanto de las actividades de unos y otros, daba sus opiniones respecto de contratos, venta de bienes, vacunas para el ganado, etc. Ayudaba a sus hermanos, cuando tenían dificultad,  a resolver problemas y tareas que les dejaban los profesores en la escuela primaria.

         
De Regreso a Lima._ Al momento de despedirse de la familia, notó que la tristeza les embargaba, en especial a su madre; Wilfredo la abrazó y le dijo que no se ponga triste y, levantando la voz, repitió para los presentes, lo que antes les había hablado con amplitud, "voy a prepararme para ser útil a mi familia y a la sociedad". Adiós! y partió acompañado por su padre. A los pocos días de su llegada a la capital se reincorporó a la institución de donde algunos años atrás  había salido temporalmente. Se reencontró emocionados con sus amigos y profesores. Retomó  con mucho interés la dinámica  de las clases y todas las actividades programadas. La rutina se normalizó,  aunque se notaba en él que estaba en busca de recuperar el tiempo perdido.
A los dos años de haber regresado al Instituto, cuando todo parecía transcurrir dentro de la normalidad, una mañana los diarios de la capital daban la noticia que, dentro del local del instituto,  uno de los pupilos había fallecido trágicamente. Se trataba del adolescente Wilfredo Fuentes Rivera Solís. Tenia 16 años de edad; lo encontraron  flotando en la piscina. El parte médico indicaba que falleció víctima de un síncope cardíaco. Sus restos fueros sepultados en el cementerio Presbítero Maestro. Descansa en la eternidad junto a sus dos hermanas y sus  padres .
 Un suspiro y unas lágrimas en su memoria. Amén. 




sábado, 1 de julio de 2023

OÍDO A LA MÚSICA ll. "Juan Diego Flores "

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En esta presentación, en la Plaza de Armas de  Lima, acompañan a Juan Diego, la
 orquesta sinfónica y el conjunto coral de la institución Sinfonía por el Perú,  fundada por él.  



En OÍDO A LA MÚSICA,  como decía  Emilio Lafferranderie, tenemos especial interés en difundir lo que hace el tenor peruano Juan Diego Flores, en beneficio de los peruanos más humildes y por toda nuestra patria, casi en el anonimato; nos referimos a la creación y sostenimiento de centros de formación de  coros y orquestas sinfónicas,  que tienen numerosos núcleos tanto en Lima como en provincias. La importancia que tienen estos centros, donde acuden niños y niñas desde la edad de cinco años hasta la adolescencia y juventud consiste, no sólo en aprender y perfeccionarse en temas estrictamente del arte, sino en el aprendizaje y práctica cotidiana de valores que van a contribuir en la forja de su personalidad.  Más adelante, ellos van a contribuir en la formación de mejores ciudadanos, mejor sociedad.  Es bueno saber que SINFONÍA POR EL PERÚ,  es una institución sin fines de lucro.  Ya cuenta con numerosos centros ubicados en muchos departamentos. La orquesta y el coro hacen presentaciones dentro y fuera del Perú,  y los ingresos son para la institución, cuya mayor aspiración es el cambio de la sociedad peruana.