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En la foto: obreros y la administración burocrática. |
"La Calle Nueva".- Con esta denominación se llegó a conocer una vía que se abrió desde la parte baja de la colina donde se asientan el actual campanario de La Torre y las antiguas escuelas del pueblo. Más específicamente, por el lado de Antay, es prolongación de la recta hacia la izquierda, de la primera grada de la escalinata que conduce a La Torre precisamente. En los tiempos en que se hizo la obra (década del 40 al 50 del Sig.XX), era la continuación de la calle que se ubicaba al costado del Mercado Modelo, hoy Centro Cívico y un espacio en blanco. Actualmente La Calle Nueva está formada por el muro que, de algún modo sirve de cerco y, a la vez, de contención para evitar deslizamientos de tierra; y al otro lado, una fila de viviendas donde tienen su propiedad los herederos de Alfredo Salazar Santivañes , su hermano Humberto, Alejandro Calero Leiva y los herederos de Enma Sazalar.
- Durante la ejecución de los trabajos, se encontraron objetos de cerámica, algunos de ellos de épocas pre-hispánicas y otras no tan antiguas. Fueron colocados ahí posiblemente como parte de pago a los Apus, durante las sesiones de curanderismo . En los pagos más recientes se encontraron, muñecos, cuyes disecados por el tiempo, restos de coca y cigarros, todos envueltos en manteles, con protección contra la intemperie. Este era lugar preferido para estas actividades por que era poco accesible debido a fuerte la pendiente y a la cobertura por un matorral, formado por espinas y otras malezas. El curanderismo fue perseguido en la época colonial, le llamaban brujería y hechicería, fueron numerosas y reiteradas misiones con ese fin a Cajatambo. Hay libros publicados al respecto.
- El material que salió durante el trabajo de apertura de la calle, fue transportado en carretillas al extremo que da hacia el río Cusi-saca y arrojado por la pendiente. Esa enorme cantidad de toneladas de tierra formó una gran colina truncada, cuya vertiente principal da directamente al río con una inclinación de unos 45 grados. Animales que se atrevieron querer atravesar esa pendiente de una lado a otro en busca de pasto resbalaron y fueron a parar al río.
- Ha ocurrido también un caso humano de triste recordación. Un profesor (A.Q), muy querido y respetado, en circunstancian no tan claras, cayo por la pendiente.