Ha de saberse, antes de abordar el tema propiamente, que en Cajatambo, antes de esta época, vale decir desde la instauración de la fiesta taurina hasta dos décadas antes de la finalización del Sig.XX, esta actividad se llevaba a cabo enteramente con elementos del lugar, contrariamente a lo que en la actualidad acontece. Los capitanes de la tarde se elegían entre los residentes del lugar, los comisarios de igual manera, así como los colaboradores de todo orden. Las donantes de víveres, reses, aves, ovejas, cuyes y demas elementos para la preparación de alimentos para el pueblo en general, idem; asimismo los donantes de chicha y licores en general, emergían de los cajatambinos ahí presentes. Los toros de lidia se traían de las haciendas Colpa, Shire, Quichas, Rancas de propedad de la familia Reyes, García, Zubiaur, etc. los toreros salían de entre los espectadores. Como no recodar a los hermanos Raúl y Teofilo Rivera Arias, haciendo la verónica y otras formas, a su padre Eutimio Rivera en el toreo a caballo. Como olvidar a Teofilo Fuentes Rivera Castillo, augusto FuentesRivera Vega, Pelayo Fuentes Rivera Solís, muy aclamado por la afición. Ah, no olvidemos tampoco al profesor Ramón Hijar toreando brillantemente como lo hacen los profesionales en el tercio de las muletas, en este caso sin llevar a la muerte al animal.
Aquí entra a tallar don Juan Chamorro, de oficio cotidiano molinero, pues tenía a cargo la administración y conducción del molino de doña Elisa Ballardo de Reyes, junto al puente Cusi Saca ( no cuchichaca), frente al molino de la comunidad de Antay ( por entonces funcionaban simultaneamente cuatro molinos). Juan Chamorro no era del lugar, se deduce por su dejo en el hablar el idioma nativo ( que no es quechua), pues tenía un acento mas bien huanuqueño, tal vez de Queropalca, Rondos, Baños, etc.; por entonces habían en Cajatambo muchos inmigrantes de estas procedencias.
El asunto de fondo, es que Juan Chamorro, entre los años 1950 Y 1960, aproximadamente, era un elemento vital en las corridas de toros. Era el encargado de sacar los toros del corral al ruedo. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, ingresaba solo y a pie firme con su cabestro en la mano, enlazaba al animal escogido y lo sacaba al ruedo como si fuese un manso toro arador, tirando de la cuerda, sin mayor esfuerzo ni aspaviento. Procedía luego a quitarle la soga de los cuernos y el toro quedaba a disposición de los toreros.
Durante el tiempo en que el animal de turno estaba en el ruedo, Chamorro permanecía en el mismo escenario a la espera del término del juego. En ocasiones el toro, impulsado por el ardor de la jornada, arremetía contra él, pero Chamorro se daba maña para disuadir al animal balanceando el cabestro enrollado en la frente del bravo. Terminado el turno, enlazaba al bravo y se lo llevaba de regreso al corral. Ese era el popular e infaltable Juan Chamorro. Como se ve, estaba dotado de un don especial para dominar a esta clase de animales. Cosa que si hemos visto en actividades relacionados con otros animales: jinetes que dominan caballos salvajes, domadores de fieras, etc. lo que nos lleva a pensar que Chamorro tenía un gran dominio de la psicología de ese tipo de animales, pero un dominio empírico, producto de la observación y de la experiencia, además de la condición innata.