Los "choros" de nuestros tiempos.- El los años 50 del siglo anterior los ladrones no eran tan perversos como los de hoy. No se si lo hacían por el impulso de cleptómano, por hambre, falta de trabajo, u otro motivo, comparados con los actuales se nota mucha diferencia. Los ladrones de antaño eran mansas palomas comparados con los de hoy, que son sádicos, sanguinarios, y perversos en extremo.
Dentro de los medios de transporte, tranvías o buses, se producían los robos más frecuentes: hurtaban billeteras, lapiceros ( que en esos tiempos habían de tinta líquida y seca, importados, de reconocidas marcas), que sustraían de los bolsillos o carteras de los pasajeros, con suma habilidad, sin que nadie se diera cuenta. Obviamente, en estos casos, no había agresión física y psicológica.
Los robos a transeúntes se producían en determinadas vías, caracterizadas por la obscuridad o la soledad, donde nadie pudiera responder ante los gritos de auxilio de las víctimas. Pero se han dado casos que hoy en día podría considerarse como chiste, que ante el reclamo de la víctima, a quien le robaron su dinero, le han devuelto algunas monedas como para sufragar el pasaje de vuelta a casa. De Tatán se dice que repartía entre los pobres el producto de sus robos.
Tatán, el hampón más famoso de los 50
Eran los años 50, cuando Lima, la pequeña y tranquila, engendró a uno de sus más recordados delincuentes: Luis D’Unian Dulanto, alias ‘Tatán’, el buen mozo de la calle de las Carrozas en Barrios Altos. Con la ayuda de los periódicos de la época llegó a convertirse en leyenda popular, pues cada una de sus vicisitudes era celebrada por la prensa. Con un estilo muy particular al vestir, hablar, caminar y hasta sonreír, se llevaba a cualquiera al bolsillo, tal vez por eso se hizo famoso, querido y también odiado. ( EL COMERCIO).
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