Desde Cajatambo Perú.

jueves, 19 de febrero de 2015

CAJATAMBO: BRUJOS Y SACERDOTES

Autor: Francisco de Goya

  


Las Brujas y Las Hechiceras

     El partido de Cajatambo en tiempos de la Colonia era muy extenso; junto con otros 6 partidos conformaron la Intendencia de Tarma, territorio que después de la independencia tomó el nombre de Departamento de Junín. Cajatambo integraba las que hoy son la propia provincia de este nombre, Bolognesi, Ocros y Oyón.   En todo este ámbito territorial, en unos pueblos más que en otros, se practicaban actividades que los españoles, es decir los extirpadores de idolatrías, doctrineros y evangelizadores denominaron brujerías y hechicerías.

  •   Las brujerías son un conjunto de conocimientos  y prácticas  que,  mediante el empleo de la magia, las personas llamadas brujas, desarrollan fuerzas y poderes sobrenaturales que les permiten hacer daño; se dice que la facultad de la magia les viene del pacto con el diablo. Se afirma, además, que las personas que  se dedican a la brujería, son mayoritariamente mujeres, por tanto hay más brujas que brujos.
  • Hechicerías son un conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas que las  hechiceras, aplican para someter  a las personas a influencias maléficas. Hay también más hechiceras que hechiceros. Así mismo, se afirma, que en la hechicería está presente el poder del demonio.

En Cajatambo y otros lugares existieron brujos y hechiceros?

      Es necesario precisar que antes de la llegada de los españoles, estos términos y conceptos no existieron en Cajatambo ni en ninguna otra parte del Perú. Todo esto corresponde a la cultura europea y española, que ponen en uso en nuestro medio cuando empiezan a  evangelizar a la población. No olvidemos que uno de los compromisos de los conquistadores, en documentos firmados ante los Reyes Católicos, era convertir a la población en creyentes de la fe  Católica. Y estando en esa tarea, los llamados "doctrineros", evangelizadores y sacerdotes en general, encuentran dificultad para cumplir con esa misión. Esa dificultad era muy simple; ellos decían que la palabra de Dios estaba en la biblia, que Dios era todopoderoso, que podía castigar, premiar, sanar enfermos, etc.  Los nativos  no podían comprobar eso, sino todo lo contrario,  nunca vieron a un sacerdote o doctrinero curar un enfermo, pero si vieron , en muchas ocasiones que la llamada bruja o hechicera, curaba enfermos. En conclusión,  le decían a los doctrineros: si te creo, creo en Dios Cristo. Pero en verdad ellos continuaban con sus propias creencias,hecho que fue comprobado por los propios doctrineros y evangelizadores cuando después de algunos años volvieron al lugar.
     Es en estas circunstancias que surge el uso de los términos brujos y hechiceros, en los informes de los extirpadores de idolatrías y de doctrineros, para referirse a curanderos, a sacerdotes de la religión nativa y otros. En el Archivo del Arzobispado de Lima abundan estos legajos, con  tales denominaciones. Como el caso de un gorgorino que profirió una frase ofensiva contra la Virgen María, el Tribunal de la Santa Inquisición le sometió a un juicio que duró muchos años, con el expediente que vino a Lima y regresó a Gorgor numerosas veces, hasta que se produjo la sentencia. El fácil acceso a esos documentos, ha hecho posible que más historiadores se hayan referido a ellos en sus obras y en las citas bibliográficas, permitiendo que se   acentúe la idea que Cajatambo  ha sido pueblo de brujos y hechiceros.

Las Curanderas de Cajatambo
   
  En Cajatambo, como en otros lugares del país, las curanderas realmente curaban enfermos. En esos tiempos el ejercicio de esta actividad no estaba banalizada. Hoy en día cualquier charlatán es "curandero" o "brujo". Con respecto a los habitantes de esta parte del mundo, debemos recordar como punto de partida, que así como se tuvieron los conocimientos necesarios y suficientes para construir Machu Picchu (donde se aplicó las ciencias y artes que hoy se conocen como arquitectura, sismología, astronomía, física, etc.), o para hacer  trepanaciones craneanas como lo hicieron  en Paracas (logrando menguar el dolor, evitar la infección y hacer un corte perfecto de la parte afectada  del cráneo e injertar una placa de oro), de igual modo las curanderas eran mujeres capacitadas para el ejercicio del oficio, que habían adquirido los conocimientos necesarios, de teoría y práctica, a través de varias generaciones, trasmitidos de padres a hijos, nietos, bisnietos, etc. cuando estos tenían vocación para ello. En aquellos tiempos esa era una de las maneras de adquirir conocimientos.
     Cuando un sacerdote observaba a una mujer cajatambina, o de otra procedencia, curar un enfermo, pensaba que eso sólo podía realizarse con el poder del demonio. Los doctrineros no sabían que había un conjunto de conocimientos que permitían a las curanderas de entonces, como a los profesionales de la medicina actualmente, salvando distancias, conocer el malestar físico y anímico de los pacientes y, consecuentemente poder tratarlos con efectividad hasta la recuperación de su salud. El sacerdote no sabía ni sospechaba que aquella mujer que lograba curar enfermos, era una mujer preparada, dueña de un gran bagaje de conocimientos que le permitían ejercer el oficio. Como para los actos de curación, al igual que los labriegos y muchos otros sectores de la población, invocaban a los apus, a los dioses presentes en los cerros y quebradas ( jircas), consideraban a la curandera una mujer confabulada con el demonio, es decir una bruja o hechicera, sujeta a persecución y castigo.

Los Extirpadores de Idolatrías en Cajatambo

     Ante el fracaso de la tarea de evangelizar aparecen los extirpadores de idolatrías, que son sacerdotes especializados en destruir las huacas, las momias y deidades en general. Pues así como los cristianos invocan a Dios Cristo, para que ampare las cosas que hacen y todo salga bien; así también curanderas y gente de otros oficios,como la población en general, invocaban a sus ancestros y a sus dioses, representados en ídolos, para lo mismo, para que salga bien lo que están acometiendo. En eso hay un parecido entre cristianos y nativos, el recurso de la fe.
     Pensando que la destrucción de tales elementos culturales terminaría con sus  creencias religiosas y eso permitiría que abracen la fe católica, se inicia un campaña intensa de larga duración. Pero fue contraproducente como manifiesta  Hernando Hacas Poma en 1657,  quien afirma que las campañas realizadas en Cajatambo entre 1617 y 1622 por Fernando de Avendaño, entre 1656 y 1663 por Bernardo de Noboa, no dio el resultado esperado, ya que donde Avendaño había destruído 5 conopas (deidades),  después de transcurrido 30 años, Noboa encontró diez ídolos. Esta   comprobación de proliferación de dioses, en lugar de exterminio, se produjo varias veces y en distintos lugares del Corregimiento de Cajatambo. 
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Santo Toribio de Mogrovejo


Un Santo en Cajatambo

 La tarea de extirpación continuó simultáneamente con la evangelización. Extirpadores de Idolatrías, doctrineros, y sacerdotes, frecuentaron Cajatambo y toda la jurisdicción  territorial, para poder llevar a cabo el adoctrinamiento en la fe católica. La labor fue ardua, se avanzó con la misión y el resultado no fue el que se esperaba. A fin de cuentas se produjo una especie de creencia híbrida, una mezcla de aspectos de la creencia nativa con los elementos netamente cristianos, lo que en algunos casos perdura. 
Son  notables las visitas del  arzobispo de Lima, Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo, el que hoy es Santo Toribio, en visita pastoral recorrió buena parte del corregimiento de Cajatambo y sus diferentes pueblos, en numerosas ocasiones.


Los Brujos Pasaron a Mejor Vida?


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Curando a un niño
     Estos términos trasplantados dentro de nuestra realidad, han quedado como parte de nuestro acervo cultural del pasado. Hasta mediados del siglo anterior al presente, habían curanderos muy buenos como es el caso de don Pedro Támara, en la especialidad de huesos. No solo trataba dislocaduras sino fracturas. Los pacientes se recuperaban y quedaban muy bien. No usaba ni el cigarro ni la coca en este proceso.
Para los casos de enfermedades distintas estaba una  señora llamada Juana, de baja estatura ella,que en sus mejores tiempos auscultaba las dolencias de órganos internos del paciente mediante el uso, cuy, que pasaba por todo el cuerpo de la persona tratada, frotando suavemente, y luego examinaba en las entrañas del animal, que moría en el proceso de frotación (cupacuy). Luego daba las indicaciones del caso para la curación mediante el uso de plantas medicinales, dietas, etc.
Esta misma persona auscultando con la coca y el cigarro, es decir fumando y chacchando,  podía adivinar o ver(si caben los términos) sobre cosas perdidas y orientar su búsqueda, así mismo sobre posibilidades futuras relacionadas con viajes, personas ausentes,etc. Doña Juana en su edad madura abandonó el oficio, al mermar su fuerza física como sus capacidades visuales y auditivas.
Para terminar respecto al uso del cuy en estos menesteres, tengo que mencionar un hecho importante. El Dr.  Javier Pulgar Vidal en 1975 aplicó una encuesta a 150 profesoras que habían venido a Lima, desde distintos lugares del país a un curso de capacitación en el colegio Guadalupe; ante una pregunta respondieron numerosas de ellas diciendo que el cuy se usaba como radiografía, para el examen interno del paciente a cargo de curanderas. Como lo hacían no lo sabemos, al igual que tampoco sabemos como nuestros antepasados labraban las rocas finamente y como alineaban bloques de más de 30 toneladas, si entonces no se conocía ni el hierro ni había grúa. Nuestra ignorancia no invalida los conocimientos de otros. 


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Esculapio

Modernidad en la Medicina.

En la actualidad  no quedan vestigios de estas prácticas, pero hasta mediados del siglo anterior sí. Eran tiempos en que, en la capital de la provincia no había médico ni posta médica. Pero sí es de grata recordación el único sanitario que tuvimos en Cajatambo, don Aníbal Barreto; es posible que algunas veces haya errado en el suministro de medicamentos al paciente, pero hay que tener en cuenta que se le estaba pidiendo ejercer un papel que ecxedía  a su preparación. En cambio si podemos dar testimonio de su eficiente actuación en las campañas de vacunación en las escuelas. Por ejemplo contra la viruela. En la década de los 60 actúa el Sr. Sabino Quinteros, sargento sanitario de la Guardia Civil.
    

 En 1950   destableció en Cajatambo su consultorio médico el Dr. Marchena. No había en la población costumbre de acudir al médico, el profesional tuvo que emigrar. Desde fines del siglo pasado hay posta médica y actualmente un pequeño hospital con el personal médico y técnico necesarios. En algunos distritos hay postas médicas.








     






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